Manipulación de materiales

Por Ruari McCallion

Octubre 2025

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Nuevos plásticos para los envases, nuevos desafíos para el almacén

Descubra las ventajas y las especiales necesidades que presentan para la logística los plásticos biodegradables y de base biológica.

Los envases de plástico son un arma de doble filo para el mundo comercial. Resultan extremadamente prácticos, pero no todos los plásticos son iguales. La creciente demanda de aplicaciones especiales obliga a almacenes y profesionales de la manipulación de materiales a conocer las necesidades específicas de cada uno de ellos. Nos informa Ruari McCallion.

(Resumen)

Manipular plásticos no es una tarea sencilla. Distintos tipos tienen distintas sensibilidades, y el crecimiento de los plásticos alternativos —en especial, aquellos formados por compuestos supuestamente respetuosos con el medio ambiente— impone exigencias adicionales a los jefes de almacén, los profesionales de la manipulación de materiales y el sector logístico en general.

Los almacenes que manipulan diferentes tipos de plásticos pueden necesitar distintas zonas de temperatura y ambiente, especialmente en el caso de los plásticos de base biológica.

El principal envase elegido para alimentos y bebidas es el PET (tereftalato de polietileno). Prácticamente todas las bebidas no alcohólicas van ahora envasadas en PET. Es práctico, fácil de manejar y capaz de soportar una manipulación sorprendentemente agresiva. No es especialmente sensible al calor o al frío, ni a los extremos de humedad. Si todos los plásticos fueran iguales, este sería un artículo muy breve. Pero no lo son.

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Plásticos de base biológica, biodegradables y derivados del petróleo

La demanda de los consumidores y la legislación están forzando a la industria de los envases a suministrar materiales menos perjudiciales —o, para ser más precisos, que se perciben como menos perjudiciales— que los plásticos tradicionales derivados del petróleo. Eso se traduce en plásticos biodegradables y en los novedosos plásticos de base biológica. Existen actualmente varios compuestos fabricados con madera u otros materiales celulósicos, como almidón de maíz, caña de azúcar y mandioca, incluida una versión del PET.

Se presentan bajo dos siglas principales: PLA y PHA. Las formulaciones de PLA (ácido poliláctico) se fabrican a partir de azúcares vegetales fermentados y se emplean en envases, textiles y cubiertos de plástico. Los plásticos PHA (polihidroxialcanoatos) son toda una maravilla para los fanáticos de la biología, ya que son producidos por microbios. Se están usando en envases y productos sanitarios, y son altamente biodegradables.

Si ofrecieran el mismo rendimiento que el PET derivado del petróleo y estuvieran disponibles al mismo precio, probablemente arrasarían en el mercado del mismo modo en que el PET ha reemplazado en gran medida a las botellas de vidrio y policarbonato para las bebidas. Pero no es así. Son sensibles a la temperatura y tienen mucha menos resistencia al calor que los plásticos convencionales. En algunas formulaciones pueden verse afectados por la humedad, y han mostrado tendencia a volverse quebradizos.

En resumen, deben mantenerse dentro de un intervalo de temperatura más ajustado, en un ambiente no especialmente húmedo, y usarse en un plazo relativamente corto para que su rendimiento no se vea afectado. Sin transporte y almacenamiento refrigerados, no son adecuados para Oriente Medio, la región mediterránea en verano ni el Medio Oeste de EE. UU., donde el aire puede llegar a estar super saturado.

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Biome Bioplastics y otras empresas han abordado las limitaciones térmicas de los bioplásticos y desarrollado fórmulas más resistentes a temperaturas elevadas. Los productos BiomeHT 90 y BiomeHTX de Biome Bioplastics, aptos como envases para bebidas, productos electrónicos y cosméticos, son resistentes al ablandamiento hasta 130 °C y son 100 % biodegradables y compostables. Están fabricados con hasta un 50 % de carbono de base biológica.

Los plásticos sensibles se usan más ampliamente para el envasado de vacunas y otros medicamentos inyectables, kits de diagnóstico y reactivos (fórmulas de pruebas médicas), otras terapias médicas y farmacéuticas biológicas y celulares sensibles, y una variedad de suministros médicos y de laboratorio. Los productos lácteos y cárnicos necesitan films aislantes y resistentes a la humedad; los packs de comida preparada y los productos frescos usan PLA o films multicapa con revestimientos térmicos. Los productos químicos reactivos, otros compuestos industriales y químicos, y los cosméticos y productos de cuidado personal sensibles a la temperatura, especialmente aquellos catalogados como naturales u ecológicos, también suelen necesitar un envase y una manipulación especiales.

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Productos sanitarios y envases de productos cárnicos

Necesidades y complejidades del tratamiento especial

Los materiales usados en aplicaciones médicas y alimentarias deben además cumplir con normas como la ISO 22000, lo mismo que sus soluciones de almacenamiento.

Distintos materiales requieren distintos ambientes y no son especialmente baratos. Estos plásticos pueden degradarse si no se mantienen dentro de su intervalo específico de temperatura. Lo mismo sucede con los envases sensibles a la humedad y, especialmente, con los plásticos de base biológica y los que incorporan ciertos aditivos.

Todo ello se traduce en que las operaciones del almacén, incluido el cross-docking, deben gestionarse de forma más rigurosa. Los sistemas de almacenamiento en frío usan mucha energía. Los responsables de las operaciones de almacenamiento y logística de alimentos refrigerados y congelados ya lo saben, pero el hecho de que los envases de plástico puedan ser perjudiciales para el medioambiente añade una dimensión adicional al problema. Las labores de monitorización y mantenimiento deben ejecutarse con la máxima precisión, sensibilidad y capacidad de respuesta. Los sensores deben ser totalmente fiables, ya que cualquier fallo o defecto afectaría al rendimiento de los envases.

También vale la pena considerar que los adhesivos y las etiquetas de los códigos de barras pueden borrarse o despegarse en condiciones de frío o humedad, lo que suma otra dificultad a la lista.

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La velocidad de manipulación de los materiales será
importante para mantener las temperaturas frías durante su
traslado entre etapas logísticas con climatización controlada.
Vehículo mostrado: transpaleta eléctrica Cat® de conductor de pie.

Controlar el gasto energético

Las zonas refrigeradas suelen ser caras de construir y mantener, además de consumir mucha energía. Un funcionamiento eficaz implica optimizar la distribución, al menos tanto como en las operaciones a temperatura ambiente o probablemente más, para contener los costes. El apilamiento y el uso de estanterías pueden complicar el seguimiento de la ubicación, una oportunidad para implantar conexiones mediante RFID, Bluetooth o incluso 5G. Ni el empleado más voluntarioso desea pasar el día arrastrándose por estanterías de gran altura en busca de la etiqueta correcta oculta tras la escarcha en un almacén refrigerado. Todavía peor es descubrir que ese producto o envase encontrado es sensible al frío y se ha colocado ahí por error.

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Rastrear y localizar artículos se complica todavía más si los
productos se almacenan de manera muy compacta para
ahorrar en refrigeración.
Vehículo mostrado: recogepedidos de alto nivel Cat.

En ocasiones es necesario adoptar soluciones distintas. Los refrescos carbonatados, por ejemplo, son sensibles al calor. Sin refrigeración, temperaturas por encima de los 30 °C pueden hacer explotar cargamentos enteros de refrescos carbonatados y colas, pero el coste de mantenerlos por debajo de, por ejemplo, 10 °C con esa temperatura ambiente es enorme. Una solución adoptada en Australia y otros países para que estos productos se puedan transportar y almacenar a temperatura ambiente es fabricarlos sin CO2 y añadirles el gas más tarde, cerca del destino, en almacenes donde no sea tan ruinoso mantenerlos refrigerados.

Aparte del entorno físico, también debe tenerse en cuenta al personal. Los entornos fríos pueden resultar agotadores y, en casos extremos, peligrosos, por el riesgo de sufrir congelación. Por contra, los entornos calientes presentan menos riesgos potenciales. Garantizar que el entorno sea seguro tanto para el personal como para los productos exige, por un lado, formación especializada en manipulación de materiales sensibles y, por otro, ser consciente de la importancia de disponer del equipo y los materiales adecuados.

¿Más complejos pero mejores en la práctica?

Llevamos lidiando con materiales sensibles durante décadas; el último producto que podía manipularse al aire libre sin consecuencias quizá fuera el carbón. Los avances en medicina, tecnología alimentaria y productos químicos demandan envases más especializados, lo que impone mayores exigencias a operadores de almacenes, proveedores de servicios logísticos y profesionales de la manipulación de materiales.

Es justo establecer una analogía con los automóviles. Ahora son mucho más complicados y sofisticados que antes y es casi imposible repararlos con un manual, un destornillador y una llave dinamométrica, pero son mucho mejores. Más económicos, más cómodos y más duraderos.

Lo mismo se aplica a los materiales avanzados: permiten manejar mucho mejor los productos sensibles y hacen comercialmente viable su alta complejidad. La diversidad de los materiales usados para envases ya es bastante amplia, y probablemente siga ampliándose; todo ello irá en función de las exigencias en materia de sensibilidad medioambiental y la consideración de las necesidades de los consumidores. Consumidores y clientes deben saberlo.

Resumen

Nuestro artículo aconseja sobre el uso de los nuevos envases de plástico de base biológica y aborda su impacto potencial en las operaciones logísticas y del almacén. Desarrollados en gran medida para dar respuesta a las exigencias en materia de sostenibilidad, ofrecen soluciones para numerosas aplicaciones. Al mismo tiempo, no obstante, la diversidad de sus nuevas formulaciones comporta distintas sensibilidades y requisitos. Estas se explican para potenciar la concienciación y ayudar a que consumidores y empresas hagan elecciones informadas en cuanto a los envases.

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