Productividad

Controle el frío invernal

Por Mark Nicholson

Setiembre 2024

Guía para una calefacción sostenible en el almacén

Un almacén muy frío es malo para la productividad. También puede afectar a la salud de los empleados y al estado de los equipos, el edificio y la mercancía. Mark Nicholson ofrece consejos sobre cómo mantener la temperatura correcta de manera eficiente y sostenible.

En la mayoría de países es necesario contar con calefacción al menos durante el invierno. Pasar frío en el trabajo es fuente de descontento y falta de productividad. Un entorno de trabajo gélido puede además causar problemas de salud y, con el tiempo, sus empleados querrán pasarse a una empresa con mejores condiciones laborales.

¿Cuánto frío es demasiado frío?

La recomendación general es que la temperatura del lugar de trabajo sea de al menos 16 °C. Si el puesto implica una gran cantidad de esfuerzo físico, puede reducirse hasta 13 °C.

Fuente: ACAS (Advisory, Conciliation and Arbitration Service), un organismo público independiente del Reino Unido que tiene como objetivo mejorar las relaciones en el lugar de trabajo.

Máquinas como las carretillas elevadoras también pueden verse negativamente afectadas por un lugar de trabajo frío, por ejemplo, al reducirse la eficacia de los lubricantes. Un efecto adicional es la aparición de condensación en las superficies de los equipos, las estructuras del edificio y los productos almacenados. Esta humedad puede oxidar los metales, deteriorar paredes y elementos arquitectónicos de madera y hacer proliferar el moho. En el peor de los casos, las variaciones extremas de temperatura pueden hacer que el cemento se agriete. Aunque a algunos productos frescos puede irles bien una baja temperatura donde se almacenen, a otros puede ser preferible asignarles un lugar más cálido.

Al decidir el sistema de calefacción, debe tener en cuenta estos factores. También es sensato considerar el gasto energético, las emisiones de carbono y la reputación de su empresa en materia de responsabilidad medioambiental.

Elija una fuente de energía eficiente y sostenible

Quemar gas o petróleo es una forma muy eficaz de producir calor, pero también una importante fuente de emisiones de carbono. El uso de biocombustibles puede reducir el impacto. Por suerte, los últimos avances tecnológicos están aumentando la eficiencia de los sistemas de quema de combustible y reduciendo sus niveles de emisiones.

La electricidad es la fuente de energía más sostenible, siempre y cuando se genere de forma renovable. Puede obtener electricidad sostenible a partir del viento, el sol, el agua y otros métodos respetuosos con el medioambiente. Aún mejor, trate de generar usted mismo al menos una parte instalando placas solares o aerogeneradores en su emplazamiento.

Además, puede obtener un mejor rendimiento de su electricidad usando bombas de calor por aerotermia o geotermia, que funcionan de acuerdo a principios similares a los de los sistemas de refrigeración y aire acondicionado. Las bombas extraen el calor del aire o el suelo y lo hacen circular dentro del edificio. Aunque haga bastante frío en el exterior, el aire sigue conteniendo calor, que puede capturarse. Las bombas consumen electricidad, pero, a cambio, le ofrecen hasta cuatro veces la misma energía en forma de calor. Las bombas de calor basadas en aerotermia pueden invertirse en verano para proporcionar aire acondicionado.

Puede ahorrar en su factura y evitar el desperdicio energético reduciendo las pérdidas de calor.

Encuentre el sistema de calefacción más adecuado

Existen dos opciones de calefacción para los almacenes: calefacción por aire caliente y calefacción radiante. En la calefacción por aire caliente se emplea un sistema alimentado mediante electricidad, petróleo o gas para calentar aire, que luego se distribuye por el espacio a caldear. Es el método más usado en los almacenes. Resulta económico y eficaz, tiene un funcionamiento demostrado y es perfecto para mantener calientes grandes espacios.

La calefacción radiante funciona emitiendo ondas de radiación infrarroja que, según el sistema, pueden generarse mediante electricidad, petróleo o gas. Entre las opciones eléctricas se incluyen los calefactores halógenos de cuarzo. La radiación infrarroja calienta los objetos sobre los que incide, incluidas las personas, pero no el aire en su camino. Los obstáculos existentes entre el radiador y el objeto (por ejemplo, un sistema de estanterías de alta densidad) pueden impedir que la radiación alcance su objetivo.

En áreas más abiertas, la calefacción radiante funciona bien. También es perfecta en lugares donde las puertas del almacén se abren y cierran constantemente. Mientras que los sistemas de calefacción por aire se ven afectados por esto, la calefacción radiante sigue manteniendo caliente el espacio. Los calefactores radiantes suelen suspenderse del techo o fijarse a las paredes. Otra opción es la calefacción por suelo radiante, con calefactores situados bajo el suelo.

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Sin circulación, el aire caliente puede acumularse en los niveles superiores del almacén, dejando el nivel del suelo, donde están las personas, relativamente frío.

Haga circular el aire caliente

El aire caliente tiende a subir. En almacenes con techos elevados, buena parte del calor puede terminar por encima del nivel de los trabajadores. El resultado es la estratificación de la temperatura, con unos niveles superiores más calientes de lo necesario y un aire demasiado frío a la altura de las personas. La respuesta a este problema es el uso de ventiladores de desestratificación. Los modernos ventiladores HVLS (alto volumen, baja velocidad, por sus siglas en inglés) son perfectos.

Sus aspas particularmente largas mueven grandes volúmenes de aire de forma más lenta y eficiente que los sistemas convencionales. Su mecanismo de acción consiste en absorber el aire caliente situado sobre ellos e impulsarlo hacia el suelo. Ello, a su vez, hace circular el aire frío de zonas inferiores hacia el techo. El resultado es una mezcla eficaz y una distribución uniforme del calor. La circulación de aire que genera también resuelve el problema de los obstáculos al movimiento del aire caliente, como las estanterías de alta densidad.

Gracias a dicho movimiento y a la igualación de las temperaturas, los ventiladores HVLS reducen la condensación. También mejoran la calidad del aire. En verano, estos mismos ventiladores complementan de forma económica el efecto refrigerante de su sistema de aire acondicionado.

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Sus aspas particularmente largas mueven grandes volúmenes de aire de forma más lenta y eficiente que los sistemas convencionales.

Cree zonas con temperaturas distintas

Distintas partes de su almacén pueden tener necesidades de temperatura y de calefacción igualmente distintas, con lo que quizá una solución idónea sea dividir su edificio en zonas. Algunas pueden requerir calefacción por aire caliente y a otras puede irles mejor la calefacción radiante. Desde luego, es posible combinar ambos tipos.

Un espacio que solo se visita de manera ocasional no necesita estar muy caliente. Las oficinas y las áreas de embalado o clasificación pueden requerir una temperatura más alta. Los espacios con una actividad intensiva de carga y descarga pueden dejarse algo más fríos. Los productos frescos pueden necesitar una ubicación a menor temperatura.

En un almacén calentado principalmente mediante aire, puede agregar calefacción extra en pequeños espacios que necesiten más calor. Para este fin se recomiendan calefactores radiantes o de otro tipo, incluidos equipos portátiles.

Otra opción para reducir el gasto en calefacción es automatizar algunas partes de sus operaciones de manipulación de materiales. En las zonas automatizadas las temperaturas pueden ser algo más bajas. El movimiento automatizado de la mercancía hacia y desde una zona refrigerada cuenta con una ventaja adicional: permite hacer la puerta de acceso mucho más pequeña, lo que contribuye a un mejor aislamiento.

Aquellos espacios donde el trabajo es menos exigente a nivel físico pueden requerir una temperatura más elevada.

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Aísle y controle

Puede ahorrar en su factura y evitar el desperdicio energético reduciendo las pérdidas de calor. Las grandes puertas y ventanas de los almacenes son, por lo general, el mayor desafío en materia de aislamiento. Si puede, asegúrese de que estas últimas posean doble acristalamiento y no haya fugas en las juntas. Las empresas especializadas en puertas industriales pueden suministrar modelos aislantes. La velocidad de apertura y cierre de las puertas es otro factor; si es elevada, se limita la transferencia de calor durante el paso de personas y vehículos.

En cuanto a las puertas de los muelles de carga, un buen ajuste entre su abertura y los vehículos de mercancías reduce las fugas de calor hacia los espacios circundantes. Las marquesinas contribuyen a minimizar estas pérdidas durante la carga y la descarga, y los mejores diseños proporcionan un ajustado cierre en todo su alrededor. Una forma relativamente sencilla de mejorar el aislamiento de las puertas es el uso de cortinas a base de tiras de PVC. Del mismo modo, las cortinas industriales pueden ayudar a separar zonas con distintas temperaturas.

Por último, debería controlar el suministro de calor de manera cuidadosa para lograr temperaturas óptimas sin desperdiciar energía. Puede programar temporizadores para precalentar el almacén y que esté listo cuando llegue el personal. Estos temporizadores reducirán o desconectarán la calefacción hacia el final de la jornada. Unos controles automáticos pueden ajustar el periodo de precalentamiento y el suministro de calor subsiguiente para compensar la temperatura exterior.

Puede encontrar más consejos para ahorrar energía en:

catlifttruck.com/es/blog/save-your-energy

Battery guy

Las variaciones de temperatura pueden causar problemas de condensación y humedad. Unas temperaturas frías pueden reducir la eficiencia y la vida útil de la batería.

Cómo afecta la temperatura a las carretillas elevadoras

La humedad y la condensación son los principales problemas que afectan a las carretillas elevadoras en presencia de bajas temperaturas. El vapor de agua del aire se condensa sobre las superficies frías, en especial cuando los vehículos se mueven constantemente entre zonas cálidas y frías. Cuanto más tiempo pueda mantener la carretilla en una atmósfera uniformemente caldeada (o uniformemente fría), menos problemas tendrá.

Mientras que las carretillas contrapesadas eléctricas están preparadas para la intemperie, las carretillas elevadoras de almacén están principalmente diseñadas para su uso en interiores. Cuando las temperaturas caen por debajo de los 5 °C, la condensación comienza a ser un problema. Unas condiciones frías también pueden reducir la eficiencia y la vida útil de la batería.

Además, las bajas temperaturas también pueden afectar a la ergonomía del vehículo y mermar el rendimiento del conductor. Considere, por ejemplo, si la necesidad de usar guantes gruesos afecta a su destreza a los mandos.

Puede contrarrestarlo agregando un calefactor de aire, un asiento calefactado o incluso una cabina totalmente climatizada. Será necesario sopesar el coste de estas opciones y el uso adicional de energía frente a la opción de mantener caliente el almacén en su lugar. Si hablamos de un espacio refrigerado para el almacenamiento de alimentos, obviamente es el vehículo el que deberá adaptarse.

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