Economía

El momento del cambio

Por Ruari McCallion

Mayo 2021

¿Están sus cadenas de suministro preparadas para el futuro?]

Las cadenas de suministro se están viendo obligadas a adaptarse a nuevas exigencias y nuevos modelos de negocio. No será una transformación integral, sino, más bien, la aceleración de una serie de cambios que ya estaban en marcha… Si es que estos cambios, finalmente, se producen. Nos informa Ruari McCallion.

Después de Fukushima, los varios terremotos, el desplome del sistema financiero y ahora, la COVID-19, es comprensible que uno se pregunte cuántas situaciones «únicas en la vida» deberán producirse antes de que las cadenas de suministro adopten verdaderos cambios. ¿O se han exagerado sus debilidades? Shane Brennan, director ejecutivo de Cold Chain Federation, cree que los sistemas aguantaron el tipo bastante bien ante una convergencia de factores sin precedentes.

«El Reino Unido se mantuvo bien aprovisionado durante toda la pandemia. Los únicos desabastecimientos de que fuimos testigos se produjeron en la etapa de procesamiento de pedidos durante un periodo de compras compulsivas por parte de los consumidores que era impredecible e imposible de satisfacer», afirma.

Sector manufacturero: el futuro toma forma

Aunque, al final, muchas partes de la cadena de suministro soportaron el brusco tensionamiento, no todo el mundo es tan optimista acerca de la salud a largo plazo de este esquema globalizado. El sector manufacturero parece estar ahora en plena recuperación, particularmente en el Reino Unido, tras enfrentarse a un desafío sin precedentes.

«El pronunciado desplome de la demanda y la pausa forzada en la producción ejerció una gran presión sobre las reservas de efectivo», asegura Archie McPherson, ex consejero delegado de High Value Manufacturing Catapult (HVMC) para la firma británica Warwick Manufacturing Group (WMG). «Estos retos se han producido mientras las empresas transicionaban a duras penas hacia una economía distinta, una economía baja en carbono, a lo que se sumaba la digitalización de la producción y de la sociedad».

Los retos se manifiestan también en un análisis crítico renovado de la huella de carbono y la sostenibilidad de los productos en el que ya no solo importa su precio unitario. Es un tema que empresas como Coca-Cola Amatil en Australia abordan de manera activa, con cambios en la estructura del embalaje de plástico para mejorar su reciclabilidad, así como el desarrollo de soluciones noveles para almacenar los refrescos carbonatados a temperaturas ambiente de más de 40 °C en el interior árido del país.

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Coca-Cola Amatil en Australia

Las cadenas de suministro globales de largo alcance son vulnerables a las perturbaciones, pero la relocalización y la semilocalización (traer la producción de vuelta desde países de bajo coste a lugares más cercanos a sus mercados) conllevan el riesgo de aumentar los costes, principalmente de la mano de obra. Mantener la competitividad requiere automatizar, pero ni siquiera eso es una panacea.

Automatización: reduzca antes la variabilidad

«Antes de automatizar, hay que revisar la metodología. Reduzca la variabilidad y, después, automatice», aconseja Archie McPherson. «De ese modo, el negocio reducirá sus costes y se generará algún ahorro. Mi pregunta es: si usted no automatiza, ¿dónde estará en un plazo de cinco años?».

Como argumenta Shane Brennan, al principio de la emergencia causada por la COVID-19, la cadena de suministro se enfrentó a «un periodo de compras compulsivas impredecible e imposible de satisfacer», aunque esa expresión está envenenada: cuando los demás lo hacen, son compras compulsivas; cuando yo lo hago, es una respuesta estratégica y perfectamente racional ante la amenaza de escasez.

El sector B2C tuvo que dar un giro de 180 grados y adaptarse muy rápidamente. Las entregas a domicilio han visto un crecimiento espectacular, pero no todos los minoristas lo han llevado bien, y se han producido algunas sorpresas. La cadena de supermercados británica Tesco, que durante años lideró las ventas de alimentación por Internet en Europa, afirma que los costes de sus entregas han aumentado en más de 900 millones de libras (1000 millones de euros).

«Los márgenes del comercio minorista son muy ajustados; un aumento de los costes resulta insostenible a largo plazo», recuerda Richard Wilding, catedrático de estrategia de cadena de suministro en la Universidad de Cranfield. Resulta necesario replantearse la estrategia: afortunadamente, parece que estamos en ello.

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Archie McPherson, ex consejero delegado de High Value Manufacturing Catapult (HVMC) para la firma británica Warwick Manufacturing Group (WMG)

¿Un gran paso adelante?

«Tendríamos que remontarnos a un año antes y observar lo que estaba pasando en estas cadenas de suministro», prosigue Richard Wilding. La crisis de la COVID-19 ha acelerado el avance de lo que él denomina la Cadena de Suministro 4.0: el despliegue de la automatización y una conectividad mejorada. «Las organizaciones estaban empezando a examinar la posibilidad de usar elevados niveles de automatización para crear una situación real donde producir a nivel local no tuviera efectos sobre los costes. Comenzábamos a observar un aumento en la semilocalización o nearshoring; la crisis actual ha creado una plataforma de lanzamiento forzoso perfecta y hemos visto cómo algunas organizaciones acometían en tres meses reformas que les habrían llevado cinco años». Observa además una tendencia a pasar del «aprovisionamiento por coste» al «aprovisionamiento por resistencia».

«Sí, puedo comprar muy barato en la otra punta del planeta, pero ¿qué resistencia me ofrecerá esa decisión? El coste y el valor siguen importando, pero la resistencia es ahora otro factor clave», añade.

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Richard Wilding, catedrático de estrategia de cadena de suministro en la Universidad de Cranfield

El ocaso de la globalización

Clive Hickman pasó muchos años en la industria automotriz y fue director de ingeniería de Tata Motors en India antes de convertirse en director ejecutivo del Centro de Tecnología de Producción de Inglaterra. En su opinión, tiene más sentido fabricar a nivel local en instalaciones más pequeñas pero más numerosas: las denominadas factories in a box o fábricas encapsuladas.

«Creo que tenemos un gran desafío por delante para introducir más automatización, particularmente, en el sector de alimentos y bebidas», argumenta. «Si podemos llevar una fábrica encapsulada al campo y automatizar la cosecha y el procesado, se puede ir directamente desde la explotación agrícola hasta los estantes de los supermercados. De repente, la vida útil se alarga. Creo que el sector de alimentos y bebidas va a ser uno de los grandes beneficiados con ello».

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Clive Hickman, director ejecutivo del Centro de Tecnología de Producción de Inglaterra

Compras por Internet: la nueva normalidad

Los consumidores se han acostumbrado a usar Internet para examinar los productos y pedirlos a domicilio. Con el derrumbe y la quiebra de uno de los mayores operadores de centros comerciales de Europa y la exposición a la que está sometido hoy el modelo de cadenas minoristas financiado con deuda, ya sea en restauración y comida rápida como en otro tipo de establecimiento, el planteamiento big box nunca ha parecido tan vulnerable. Si los consumidores se habitúan definitivamente a comprar desde casa y abandonan la costumbre de desplazarse hasta áreas comerciales centralizadas, el sector de la manipulación de materiales podría verse afectado, pero quizá no tanto como el sector minorista. El futuro podría asemejarse más al modelo de Amazon, que verá su cadena de suministro entrante prácticamente inalterada; será el otro extremo de la ecuación el que se verá más afectado. Cualquier ahorro logrado al evitar ubicarse en los emplazamientos urbanos más caros será contrarrestado con creces por el coste de la entrega si esta no se gestiona con cuidado.

«La nueva normalidad de los almacenes se parecerá bastante a la antigua: la clave seguirá estando en contar con equipos fiables y bien construidos que respondan a las necesidades específicas del negocio», afirma Shane Brennan. «El mayor desafío de la automatización radica en el software y en su integración: los robots funcionan bien cuando la transferencia de datos es ágil y transparente; si los datos son imperfectos, ya no rinden tan bien. La expectativa es que, a medio plazo, el mercado laboral esté muy ajustado y la pugna por hacerse con los mejores operarios de logística sea intensa».

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