Manipulación de materiales

Arranca el debate

Por Mark Nicholson

Juilo 2019

El futuro de las carretillas elevadoras de combustión

La última ronda de regulaciones sobre emisiones de la UE ha vuelto a poner el foco en los retos a los que se enfrentan los fabricantes y usuarios de carretillas elevadoras con motor de combustión interna. Con la ayuda de especialistas de Cat® Lift Trucks, Mark Nicholson analiza las tendencias actuales y contempla el camino a seguir para este importante segmento del mercado.

Tendencias de venta

Entre 2001 y 2018, las ventas globales de carretillas contrapesadas en Europa han dado un vuelco, al pasar de una relación de 60 a 40 en favor de las equipadas con motor de combustión interna a un 60 a 40 en favor de las eléctricas. No obstante, las grandes variaciones de estos porcentajes en función del país sugieren importantes diferencias culturales en cuanto a la fuente de energía preferida.

En uno de los extremos se encuentra Italia, donde la venta de modelos eléctricos alcanza el 82 % del total, subiendo desde el 73 % en 2001. En el otro extremo, las carretillas elevadoras de combustión interna siguen dominando en el Reino Unido, donde el porcentaje de aparatos eléctricos apenas se ha movido desde el 32 % al 33 % a lo largo del mismo periodo. La figura 1 muestra más comparaciones. A pesar de la tendencia general hacia lo eléctrico, existe una clara y continuada demanda de productos con motor de combustión interna.

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figura 1: Reparto de los porcentajes de ventas de carretillas elevadoras eléctricas y de combustión en 2001 y 2018

Las cifras que comparan la relación de carretillas diésel y GLP dentro del segmento de combustión no son tan fáciles de obtener. Sin embargo, es de sobra conocido que los clientes europeos siempre han tendido más hacia el diésel, mientras que los americanos se han decantado por el GLP. Con su base global de desarrollo y fabricación, Cat Lift Trucks está perfectamente preparada para diseñar y mejorar tecnologías que usen cualquiera de estas dos fuentes de energía, lo mismo que la eléctrica.

«A medida que aumenta la presión para reducir las emisiones, y conforme las carretillas eléctricas se tornan más atractivas por otras razones, los clientes de modelos GLP y diésel van cambiando de preferencia», afirma el director general del Departamento de Equipos, Willem de Jong. «Puede que algunos usuarios de modelos diésel se pasen al GLP, pero la mayoría lo harán directamente a modelos eléctricos. La incomodidad de tener que cambiar, almacenar y rellenar las bombonas de gas licuado, junto a las restricciones fijadas por la legislación sobre seguridad y salud para estas actividades, hace que esta opción ofrezca un escaso atractivo o resulte poco práctica para muchos. También puede ser considerado como un paso intermedio innecesario para quienes estimen que el salto a lo eléctrico acabará siendo, en última instancia, inevitable».

Desafíos y respuestas

«Las carretillas eléctricas están ganando cuota de mercado principalmente por sus ventajas en lo que respecta a las emisiones», opina Carmen van Boeckel, jefa de productos de Motores de Combustión Interna. «Además, los modelos eléctricos actuales son más potentes, duraderos y resistentes a las inclemencias atmosféricas que sus predecesores, por lo que pueden encargarse de algunas de las tareas que antes requerían usar carretillas de combustión. Ofrecen además sofisticadas funciones controladas electrónicamente que crean una experiencia excelente para el usuario».

«No obstante, la carretilla elevadora con motor de combustión interna está aquí para quedarse, y podemos esperar seguir viendo avances tecnológicos en su categoría. Los nuevos límites de emisiones de fase V de la UE, junto con la creciente presión para reducir la huella de carbono, están impulsando mejoras adicionales para lograr una tecnología de combustión más eficiente y limpia en los motores. Pronosticamos además que algunos de los avances de las carretillas elevadoras eléctricas, como los sistemas de alimentación híbridos y las ayudas adicionales a la conducción, se aplicarán a los productos de combustión interna».

Para los motores GLP, las modificaciones necesarias para cumplir con la fase V son relativamente pequeñas, por lo que el aumento del coste, si lo hubiera, será mínimo. Más difícil lo tendrán los motores diésel, y los clientes acabarán viendo cómo los costes de este tipo de carretillas aumentan en cientos o incluso miles de euros, dependiendo del modelo.

Willem de Jong añade: «En esta nueva era,
las carretillas elevadoras diésel serán más productivas que nunca, pero los clientes tendrán que aceptar que el sencillo motor diésel tradicional forma parte del pasado. Esos antiguos motores controlados mecánicamente, mejorados a lo largo de muchos años, eran bien conocidos, muy predecibles en sus aplicaciones y, por lo general, extremadamente fiables».

«Los motores más recientes de fase V son mucho más sofisticados y están controlados electrónicamente en su totalidad. Aunque se hayan sometido, por supuesto, a rigurosos programas de pruebas, aún les queda por demostrar su valía a los usuarios en el mercado. Será un momento interesante además para los mecánicos de carretillas elevadoras, acostumbrados a reparar motores sin utilizar un ordenador portátil».

Es posible que aumente también la demanda para remodelar los vehículos más antiguos de las flotas con la idea de darles una segunda o tercera vida. A pesar de que los motores diésel sencillos se desfasarán para no volver, puede que pasen muchos años hasta que desaparezcan.

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La innovación en el diseño de los motores de combustión interna no se detiene.

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Para trabajos pesados en entornos hostiles, la potencia del motor de combustión interna es, con frecuencia, la única solución realista.

Qué significa «fase V»

La fase V es la última de un programa de la Unión Europea para reducir paso a paso las emisiones nocivas de los motores de la maquinaria móvil no viaria. Iniciado a finales de los 90, cada fase ha introducido unos límites de emisiones más restrictivos. Estos se centran particularmente en los óxidos de nitrógeno (NOx), los hidrocarburos (HC), el monóxido de carbono (CO) y las partículas (PM).

La fase V obliga a reducir los niveles permitidos de estas sustancias en los gases de escape en un 96-97 % con respecto a la fase I. Para las partículas, compuestas en buena parte por hollín, los límites son ahora para el número de partículas emitidas y para su masa.

En motores con una potencia nominal inferior a 56 kW o superior a 130 kW, el nuevo reglamento está vigente desde enero de 2019. Estas potencias comprenden normalmente carretillas con capacidades de hasta unas 5 toneladas o de más de 16 toneladas. Para los motores entre ambas potencias, la fase V entrará en vigor en enero de 2020. A fin de evitar un impacto brusco sobre el mercado, se ha dispuesto un periodo transitorio hasta 2022.

Noruega, Suiza y el Reino Unido posbrexit se encuentran entre los países no pertenecientes a la UE que probablemente también aplicarán estas normas.

Para reducir las emisiones, los diseñadores de motores usarán una combinación de tecnologías que incluirá algunas de las siguientes, o todas ellas:

  • Reducción catalítica selectiva (RCS): Usa catalizadores como urea o líquido de escape diésel (DEF) para reducir los NOx.
  • Catalizador de oxidación diésel (DOC): Convierte los HC, el CO y algunas otras emisiones en sustancias menos perjudiciales.
  • Catalizador de síntesis de amoniaco (ASC): Elimina los restos de amoniaco resultantes
    del proceso de RCS.
  • Recirculación de los gases de escape (EGR): Hace descender la temperatura pico de la combustión para reducir la producción de NOx y PM.
  • Filtro de partículas diésel (DPF): Atrapa las partículas de hollín.
  • Sistema de postratamiento de los gases de escape (EATS): Combina varios de los elementos anteriores.

Aumentar la eficiencia de los motores también contribuirá, ya que un menor consumo de combustible implica menores emisiones.

No tenga la menor duda de que, si usted adquiere las carretillas elevadoras a un fabricante de prestigio con una red europea de concesionarios, como Cat Lift Trucks, estas cumplirán con la legislación de la UE. No obstante, si las importa desde fuera de Europa, usted será el responsable de asegurarse de que respeten las normas.

Resulta perfectamente legal seguir usando carretillas más antiguas, fabricadas antes de la entrada en vigor de la fase V, No obstante, en algunas zonas urbanas declaradas como de bajas emisiones existen restricciones adicionales al uso de maquinaria diésel. También puede comprar con confianza las existencias actuales de carretillas nuevas fabricadas con anterioridad a los nuevos límites. Estas solamente están sujetas a las normas vigentes en el momento de su salida al mercado europeo.

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Las tecnologías para la reducción de las emisiones incluyen filtros de partículas diésel.

Ventajas aún vigentes para los motores de combustión interna

A pesar del coste adicional de cumplir con la fase V, especialmente para las carretillas elevadoras diésel, los vehículos con motor de combustión interna se seguirán vendiendo a un precio notablemente inferior al de los eléctricos. Las carretillas elevadoras de combustión diseñadas para entornos agresivos seguirán resultando difíciles de sustituir por las eléctricas en aplicaciones que se desarrollen en entornos agresivos al aire libre, particularmente con cargas muy pesadas.

Tanto el GLP como el diésel ofrecen una productividad prácticamente ininterrumpida, ya que pueden repostarse rápidamente, lo que contrasta con el lento proceso de cambio de baterías y recarga de las carretillas eléctricas. Interesa además la capacidad de los vehículos GLP para trabajar no solo en exteriores, sino también ocasionalmente en interiores si las normas locales lo permiten.

Las carretillas elevadoras diésel siguen ofreciendo el par más elevado (lo que implica una mayor potencia) y las operaciones más económicas. También son las más fáciles de repostar con combustible en ubicaciones remotas que no dispongan de instalaciones conectadas a la red eléctrica. Pueden incluso ofrecer una huella de carbono inferior a la de una carretilla eléctrica si la energía usada para cargar la batería de la eléctrica se ha generado mediante combustibles fósiles.

«Sencillamente, para muchas aplicaciones, en muchas áreas, pasarse de un motor de combustión a uno eléctrico no resulta viable, ni parece que vaya a serlo de manera realista en un futuro inmediato», concluye Carmen van Boeckel. «Ténganse en cuenta, por ejemplo, las enormes dificultades prácticas para alimentar un gran portacontenedores eléctrico. O para operar una flota de vehículos eléctricos en una región que no disponga de la infraestructura de suministro eléctrico necesaria. Podemos afirmar con toda seguridad que el diésel y el GLP aún tienen mucho que aportar a la mezcla energética del planeta y al sector de la manipulación de materiales».

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