Logística

La última milla

Por Gian Schiava

Noviembre 2019

Soluciones a los desafíos de la logística urbana

La urbanización moderna implica desafíos cada vez mayores. Nuestras expectativas en lo relativo a los niveles de movilidad y de entrega de los bienes de consumo han aumentado considerablemente. Sin embargo, todos queremos vivir en un entorno seguro y saludable. La mayoría de estos retos, en última instancia, implican lidiar con las emisiones y la congestión viaria. ¿Cómo están adaptando su logística las empresas para atender a los clientes urbanos? ¿Qué deberán hacer de manera distinta el día de mañana? El colaborador de Eureka Gian Schiava profundiza en el mundo de la logística urbana y los repartos en la última milla.

Mientras recopilábamos información y redactábamos este artículo, las Naciones Unidas celebraban en Nueva York la Cumbre de Acción Climática. Por desgracia, las emisiones globales siguen registrando niveles cada vez más altos. Según las estadísticas presentadas, los últimos cuatro años fueron los más cálidos desde que se tienen registros, y las temperaturas en el Ártico han aumentado 3 °C desde 1990. Los líderes mundiales se reunieron para discutir cómo reducir las emisiones de carbono antes de que se alcance un punto de no retorno. Pese a acuerdos anteriores, todos los esfuerzos hasta ahora apenas han dado frutos. Y lo que es peor, algunos países como Estados Unidos ya ni siquiera asisten a estas cumbres.

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Debemos reducir el número de movimientos logísticos y recortar las emisiones.

Los problemas en las ciudades

Mientras los políticos tratan de hacer frente a la situación global, ciudades y empresas se enfrentan a los desafíos de la creciente urbanización en otro ámbito. A pesar de que el transporte es responsable de una parte de las emisiones, el auge del comercio electrónico nos ha acostumbrado al lujo de recibir los productos directamente en nuestro domicilio. Es más, si no estamos satisfechos con ellos, podemos devolverlos al vendedor, con lo que hemos creado un flujo completamente nuevo en la cadena de suministro: la logística inversa.

Las compras por Internet están aquí para quedarse y no van a dejar de crecer. Debemos, pues, encontrar nuevas formas de distribución urbana, con menos movimientos logísticos y menores emisiones. ¿Cómo hacerlo posible? Podemos conseguirlo organizando el transporte de manera distinta, adaptando la legislación y aplicando nuevas tecnologías, así como un aprovisionamiento inteligente y sostenible. Existen ya varios avances interesantes en marcha en este ámbito.

Las compras por Internet están aquí para quedarse y no van a dejar de crecer.

El consejo de los expertos: colaborar

¿Qué opinan los expertos que debe hacerse? Walther Ploos van Amstel, catedrático de Logística Urbana en la Universidad de Ámsterdam, colabora con estudiantes, gobiernos, instituciones del conocimiento y emprendedores para dar forma a una solución. Cree que hay varios factores que son necesarios para poder ofrecerla. Entre ellos, nos apunta los vehículos de reparto eléctricos, el uso inteligente de los datos con tecnologías de información avanzadas, los centros logísticos compactos (puntos de transferencia para los camiones) en las afueras de la ciudad y, finalmente, los emprendedores y organismos públicos abiertos a la innovación.

En una entrevista concedida a Logistiek.nl, señala los cinco pilares sobre los que se deberían apoyar los gobiernos para mejorar la logística urbana. En primer lugar, Walther haría que el transporte eléctrico fuera obligatorio en la ciudad a partir de 2025. Puede que la tecnología aún sea cara en la actualidad, pero, si el transporte eléctrico se torna mayoritario, los costes disminuirán por efecto de las economías de escala.

Asimismo, las autoridades locales deberían compartir con los proveedores de servicios logísticos los datos de sus sistemas de gestión del tráfico. Por ejemplo, si los camiones pudieran comunicarse con los sistemas semafóricos, contribuirían a un flujo del tráfico óptimo y seguro.

El tercer elemento está más vinculado a la seguridad, pero tiene también un efecto inmediato sobre el tráfico. Los camiones con ángulos muertos deberían dejar de tener permitido el acceso a los centros urbanos. Esta medida eliminaría numerosos accidentes. En el Reino Unido, por ejemplo, los camiones con poca visibilidad tendrán prohibido circular por las calles de Londres a partir de 2020.

El cuarto pilar es que, en la medida de lo posible, la logística urbana debería estar gestionada exclusivamente por empresas especializadas. En la actualidad, la mayor parte de los movimientos siguen siendo llevados a cabo por las empresas con sus propios vehículos. La parte negativa es que esos vehículos transportan, de promedio, cuatro veces menos mercancía que una empresa especializada. Como cabe esperar, las empresas de transporte profesionales ofrecen niveles de eficiencia muy superiores con muchos menos movimientos de tráfico por paquete.

El último pilar se refiere al diseño urbano. Ploos van Amstel cree que los barrios deberían estar estructurados de tal manera que el suministro a sus residentes solo pudiera llevarse a cabo con vehículos eléctricos ligeros.

A este respecto, existe una interesante iniciativa llamada CITYLAB. Este proyecto paneuropeo es un esfuerzo conjunto que cuenta con la participación de los gobiernos locales de Londres, Roma, Bruselas, Southampton, Oslo y París, y de varias empresas privadas como TNT y Procter & Gamble. Cada ciudad define sus propias prioridades, pero todos los participantes se apoyan el uno al otro con ideas y soluciones innovadoras, colaborando a menudo con investigadores.

Por ejemplo, Londres prioriza el empleo de los vehículos eléctricos, Roma desea integrar la logística directa e inversa, y Oslo fomenta el uso de funciones logísticas comunes por parte de los centros comerciales. Ámsterdam, popular por su elevado tráfico de bicicletas, contempla el transporte del futuro como una combinación de bicicletas eléctricas de reparto y una red de pequeños almacenes distribuidos por toda la ciudad. El objetivo final del proyecto CITYLAB es conseguir una logística libre de CO2 para el año 2030.

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El transporte eléctrico pronto podría ser obligatorio en las ciudades.

Cómo dominar la última milla

En la práctica, la última milla de un envío es la más difícil. Y es que resulta cada vez más complicado mantener ese recorrido asequible, práctico y sostenible. Desde el punto de vista medioambiental, se trata del tramo donde se generan más residuos (embalajes) y emisiones. Pero existen iniciativas esperanzadoras.

La empresa escandinava Repack pretende aumentar el reciclaje mediante el uso de su embalaje reutilizable. Los consumidores que adquieren algún producto a través de diversos establecimientos en línea pueden, una vez recibido su pedido, devolver el envase Repack vacío por correo postal. ¡A cambio reciben un cupón de descuento! El fabricante de cerveza Heineken ha anunciado que usará exclusivamente vehículos eléctricos dentro de los cascos urbanos de las ciudades.

Algunas empresas van un paso más allá, y tratan de invertir la tendencia de contentar siempre a los clientes reduciendo las opciones de reparto disponibles. El minorista holandés Picnic ofrece muchos menos horarios que el líder del mercado, pero explica a sus clientes que repartir a determinadas horas del día tiene un impacto negativo. En ocasiones, se les pide a los clientes que hagan un pequeño esfuerzo. En lugar de recibir los artículos o la compra del supermercado directamente en su domicilio, puede que, de camino a casa, tengan que hacer una parada en un punto de recogida (por ejemplo, en una gasolinera). Otros expertos creen que deberíamos restringir los horarios de reparto a la franja de la tarde-noche para eliminar tráfico innecesario durante el día.

En líneas generales, los consumidores parecen responder de forma positiva a un nivel de servicio reducido cuando se les explica bien. Por ejemplo, muchos pasajeros aceptan de buen grado realizar un pequeño pago adicional al precio de su billete de avión para que el trayecto tenga una huella de carbono cero. Al fin y al cabo, ¿no deseamos todos un planeta mejor?

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