Manipulación de materiales

El cambiante rostro del trabajo en un almacén

Por Gian Schiava

Noviembre 2017

Adaptarse a la evolución de la manipulación de materiales

La carretilla elevadora tiene prácticamente un siglo de antigüedad y, durante ese tiempo, hemos visto un gran número de nuevas variaciones. Hoy día, su valor en el almacén, el muelle de carga o el astillero sigue siendo indiscutible.  En este número especial de eureka, Gian Schiava se propone descubrir cómo ha repercutido el desarrollo de las carretillas elevadoras y sus hábitats naturales, especialmente el almacén, en los seres humanos que trabajan con ellas.

Allá sobre principios del siglo XX, la carretilla elevadora era una especie de carrito, y no fue hasta la invención del palé cuando comenzó a convertirse en una herramienta común en todo tipo de empresas. En la actualidad, las carretillas elevadoras desempeñan un papel esencial en la manipulación de materiales moderna. Es evidente que desplazar mercancías de forma eficiente también se ha vuelto clave para el resultado final. Averigüemos cómo se han tenido que adaptar a todo ello el responsable de logística y el conductor de la carretilla elevadora.

Conducir una carretilla elevadora no es un trabajo fácil

Tras la introducción en el mercado de la primera carretilla elevadora, no transcurrió mucho tiempo antes de que empezaran a surgir diferentes variaciones. Los años 30 vieron quizá la primera carretilla elevadora de aspecto contemporáneo, con un motor de combustión interna y un sistema hidráulico de elevación e inclinación. Durante la Segunda Guerra Mundial, los estadounidenses la usaron como un importante medio de transporte, conscientes de que una logística adecuada proporcionaba una ventaja crucial en el campo de batalla.

Posteriormente, asistimos al desarrollo de todo tipo de carretillas elevadoras: apiladoras, retráctiles, multidireccionales, para pasillos estrechos, recogepedidos y portacontenedores. A medida que la variedad aumentaba, las empresas especializadas fueron desarrollando los llamados implementos de carretilla para trabajos específicos: pinzas, mordazas, bastidores telescópicos de horquilla, etc.

Hacia finales del siglo pasado, cuando se hizo crucial para las empresas entregar los productos con celeridad, el almacén dejó de ser un simple lugar donde guardar la mercancía para convertirse en un eslabón importante dentro de toda la cadena de suministro. El auge del comercio electrónico aceleró aún más este cambio, y la carretilla elevadora se volvió a enriquecer con nuevos complementos, como escáneres y dispositivos de pesaje.

Las carretillas del almacén, que ahora son mayoritariamente eléctricas, están operadas por personal debidamente formado que no solo maneja el vehículo, sino que también se conecta constantemente con los sistemas informáticos para actualizar e intercambiar datos. Ya no existe un único tipo de conductor: las máquinas más complejas como, por ejemplo, las carretillas con hombre arriba, o los recogepedidos de alta elevación, son operadas por el personal más cualificado, que se debe asegurar de alcanzar los niveles de producción deseados.

Otros empleados del almacén se encargan de que los pedidos sean recogidos por vehículos de guiado automático (VGA) u otras soluciones mecanizadas, lo que ha puesto fin a la necesidad de caminar largas distancias dentro de las instalaciones.

Actualmente, el trabajador del almacén comprueba las máquinas, interactúa con el sistema ERP (planificación de recursos de la empresa, por sus siglas en inglés) y controla, él solo, unas operaciones que antes involucraban a decenas de personas. Tanto los operarios del almacén como los conductores de las carretillas elevadoras requieren de formación continua para mantenerse al día de los cambios tecnológicos y las nuevas metodologías de trabajo. Además, se enfrentan cada vez a más reglamentos que cumplir para garantizar los niveles adecuados de control de la seguridad y la salud.

Ya se están usando en los almacenes los primeros dispositivos de realidad virtual. Las gafas de realidad virtual, por ejemplo, presentan a los conductores de las carretillas elevadoras toda la información que necesitan, literalmente, ante sus ojos. La tecnología de voz habla con el conductor y le ayuda a recoger la mercancía con rapidez y sin errores.

En resumidas cuentas, el trabajo se ha tornado mucho más complejo.

En resumidas cuentas, el trabajo se ha tornado mucho más complejo.

El encargado del almacén se ha convertido en administrador

El conductor de carretillas elevadoras de la actualidad tiene que lidiar con innumerables herramientas tecnológicas para realizar sus tareas, y lo mismo sucede con el jefe de logística o el de almacén. De todas las actividades dentro del recinto, las tareas de recogida y expedición de pedidos se han convertido en las más importantes.

Pero en la zona de carga y descarga, en la logística de producción o en cualquier otro ámbito que implique manipulación de materiales, el jefe debe también dirigir las actividades de manera eficiente y rentable para cumplir con los indicadores clave de rendimiento. Nada que ver con tiempos pasados, ¡cuando bastaba con saber dónde se guardaba la mercancía!

Hoy, el jefe de almacén debe estar familiarizado con nuevas tecnologías como los macrodatos, la internet de las cosas y los robots para asegurarse de que su departamento contribuya al resultado final de la empresa. De hecho, el almacén es solamente un eslabón dentro de toda la cadena de suministro y, por tanto, se gestiona como tal.

Un jefe de logística necesita contar con una educación académica altamente especializada, con frecuencia a nivel de grado universitario, para encontrar oportunidades en las grandes operaciones transfuncionales que involucran a múltiples países. Necesita ser capaz de entender los problemas a los que se enfrentan el transporte, las aduanas y el embalaje, además de conocer lo que el mercado desea. No es extraño pues que los jefes de logística se reúnan con el personal de marketing para anticipar picos, promociones o nuevos canales.

La reducción de costes no es ya lo único que importa. Tampoco es solo el rendimiento. La manipulación de materiales se ha convertido en un aspecto crucial para el éxito de una empresa, e incluso contribuye a alcanzar metas más amplias como la sostenibilidad. Un sencillo ejemplo se da cuando las empresas optan por las carretillas elevadoras más eficientes en cuanto a electricidad o combustible para reducir su huella de carbono.

El dilema de la mecanización y la automatización

No es fácil pronosticar cómo la tendencia actual hacia una mayor mecanización y el despliegue de robots en el almacén afectará al conductor de carretillas elevadoras o al empleado del almacén en las próximas décadas.

Los pesimistas advierten de una desastrosa pérdida de empleos que dejará los almacenes mayoritariamente operados por máquinas, sin apenas participación humana. Otros opinan que solo estamos siendo testigos de algo que siempre ha sucedido: las tareas en el almacén y en cualquier otro tipo de actividad de manipulación de materiales están en constante evolución y, a pesar de que algunos trabajos puedan desaparecer, de esta evolución surgirán otros nuevos.

La agencia de contratación Hays prevé un aumento de la demanda de planificadores logísticos, analistas de datos, expertos en sostenibilidad y especialistas en gestión del flujo de materiales. Cuando Hays realizó el estudio Job of the Future sobre logística entre 350 profesionales, la mayor parte de ellos pronosticaron un gran aumento en el número de empleos, al menos hasta 2025, para poder enfrentarse al cada vez más importante papel desempeñado por la logística.

Sea cual fuere el resultado, no cabe duda de que el conductor de carretillas elevadoras y el jefe de almacén del mañana volverán a necesitar de nuevas habilidades y planes académicos mejorados.

 

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